A la casa d'A Balbarda, número 57, ha arribat, de la mà de la Meiga, una altra dona. Algú que farà la competència a la Gelita pel que fa als sentiments de carinyo en què ens la presenta l'autora del text. Com es nota Meiga que ets una dona!
Victoria es diu. Li van posar aquest nom poc després d'haver començat una guerra que van guanyar els "dolens". Però suposo que això a ella li ha preocupat relativament poc. Devia saber, per la Gelita, com havien anat els anys de guerra en aquella casa. I segur que per a ella el més important no era el bandol de cada un.
L'Alicia diu que la Victoria es va afegir a les files de les dones tot terreny, dedicades les 24 hores del dia a donar el seu temps a tots menys a ella mateixa. Atenent el marit i intentant superar les gelosies de la millor manera possible...
Vides de dones dedicades a entendre i a acceptar, a claudicar, si calia, per amor, moltes vegades.
Vides de dones que malgrat tot somriuen i diuen, sentint-ho, que no s'arrepenteixen de res, que no tornarien enrere i que han estat felices a A Balbarda .... o a la Carretera de Montcada.
Publicar avui una part de la vida de la Victoria vull que sigui també un homenatge a la Joset. Una dona que sempre ha acceptat, que sempre ha estimat. Una dona que ha sabut vencer. Perquè independenment del que ha viscut i de com ho ha viscut, ha sabut, per damunt de qualsevol altre cosa, ser feliç.
Com tantes altres persones la Joset no ens deixarà mai del tot, potser no li vaig arribar a donar les gràcies per... Per moltíssims moments, per moltíssims consells. Per tantes converses transmetent optimisme. Però sé que ho sabia, sé que ho sap.
Em costa acceptar que no puc trucar-la per quedar en una data per la propera costellada.
Què pocs dies fa que parlava dels nostres morts! Avui la Joset s'ha afegit a la llista d'aquelles persones que encara que hagin mort sempre les tindrem molt vives.
Per tu, Joset, farem la nostra costellada, i segur que hi seràs.
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I ara ... el text de la Meiga que ens explica la vida d'una altra dona la:
Victoria
Victoria nació un día de agosto de 1936. Más exacto sería decir que “renació”, porque después de casi tres días de parto y mucho maniobrar con el fórceps, el médico comunicó a los miembros de la familia García allí presentes que había sido niña pero era una lástima porque venía muerta. El caso es que un hermano de su madre, en un golpe de decisión tomó a la recién en brazos, se la llevó al pozo del patio y le dio un buen baño en agua muy fría recién sacada. Y la piel de la pequeña Victorita pasó del morado inerte al rojo agitado por el llanto.
Desde luego no fue una manera fácil ni agradable de llegar. En realidad fue todo un aviso de lo que le esperaba por el camino. Y no es que la infancia de Victoria no fuese feliz. Al contrario, pues sus recuerdos de esa época son los de una madre que siempre tenía respuesta infalible para todo, los de una escuela donde se sentía en su elemento, los de unos regalos de Reyes que despertaban admiración, los de perder horas jugando con sus amigas entre los campos vacíos de casas y de fábricas. Es cierto que algunas de esas amigas sólo le hacían caso si llevaba trozos de pan en los bolsillos para todas (años crudos de posguerra y hambre). También es cierto que su abuela, matriarca donde las hubiera, la tenía bien sometida a su autoridad, como al resto de la familia. Toda una mujer de principios, que prefirió tener una nieta hija de soltera, pero bajo su techo, que tener a una parte de la familia en amancebamiento y sin pasar por el registro civil. Así andaba la escala de valores por aquel entonces.
Realmente para Victoria el problema no consistió en ser “hija natural” sino el hecho de ser mujer. A finales de la década de los cuarenta Victoria estaba a punto de acabar con notas excelentes su paso por sus adoradas “Escuelas Nieto”. Como mejor alumna de la promoción tenía opciones a hacerse con una beca para continuar los estudios, todo un sueño para Victoria. Pero no pudo ser, porque al final esa beca se la llevó un compañero, mucho más mediocre como estudiante. “Es que él va a tener que hacerse con unos estudios y un título para mantener a su familia el día de mañana y tú en realidad no lo necesitas porque ya te mantendrá tu marido” Exactamente esas fueron la buenas razones que cariñosamente le comunicaron al hablar de la decisión final de la junta directiva… Quizás su madre hubiese hecho algo de presión para que siguiese los estudios, pero como la que mandaba era la abuela, al final Victoria acabó haciendo lo que toda chica casadera de aquel entonces: Aprender un poco de corte y confección y trabajar en casa.
Es cierto que no le quedaba demasiado tiempo libre, pero el que tenía lo aprovechaba como todas las demás: Paseando por la calle del Príncipe, yendo al cine y a algún que otro baile los domingos por la tarde.
Ya a mediados de los cincuenta, un domingo cualquiera en el baile de La Palmera sucedió que se le acercó un señor. Quería sacarla a bailar, con mucho desparpajo. Su primera reacción de chica decente y formal fue decirle que se fuese a junto de su señora.- “Pero si soy soltero” le dijo él.- “¿Y que años tiene entonces” repuso ella.- “Veintiocho” fue la respuesta final. Así fue cómo José Millos acabó encontrando a la chica formal que le hiciese sentar la cabeza y cómo Victoria acabó cediendo ante la labia y jovialidad de “aquel señor” insistente e irresistible.
Tras unnoviazgo casi relámpago, llegó la boda, y una luna de miel donde José no dejó de sorprenderla: Por su habilidad de gentleman para pelar plátanos con cuchillo y tenedor, y por su sentida y tierna confesión de que en realidad tenía 33 años , pero que no se había atrevido a decírselo de solteros, por temor a que ella se echase atrás y lo dejase.
“Solteiriña non te cases, no deixe-la boa vida, que eu ben sei dunha casada que chora de arrepentida”… Más o menos es lo que dice el refrán de una copla de aquí, que será muy parecida a otras coplas de otros lugares.
El caso es que Victoria, con sus 20 años casi recién estrenados, entró a engrosar las filas de esas mujeres todo terreno, entregadas 24 horas al día a dar su tiempo a todos menos a ella misma: Atendiendo a su marido, capeando los celos y las intromisiones de la tía Dolores que seguía empeñada en cuidar de su “Josesiño” a su manera, ayudando las labores de la matanza de cerdo del negocio familiar, haciéndose cargo del cuidado de sus suegra afectada de demencia senil, educando a sus dos hijos.
Una vida de muchísimo trabajo y dedicación, de tolerar muchas situaciones y adaptarse a muchas personas, más de lo que otras mujeres de otras generaciones estaríamos dispuestas a tomar entre manos. Pero si hoy le preguntáis, os contestará que ha sido feliz y que no se arrepiente para nada de ninguno de los años vividos en A Balbarda 57.
4 comentaris:
La historia de la Victoria, o més ben dit la historia del seu neixament m'ha fet recordar una mica el meu. A ella la varen regar amb aigua ben freda i va "reviure" i a mí varen fer un "miracle", segons m'explicava l'avia Dolors.
Resulta que vaig nèixer un mati i quan al migdia va pasar el metge a fer la visita li va dir als meus pares que no hi havia rès a fer doncs tenía no se qué al cor i em moriría en poques hores com ja havia passat amb el meu primer germanet mort; tant fou així la certesa d'aquell metge que el meu pare no va anar a inscriurem al jutjat doncs m'havia de morir. Al migdia, després de la visita mèdica, l'avia Dolors i l'avi Rafel es recordaren que aquells dies hi havia una peregrinació de la verge de Lurdes a Terrassa. Així que el meu tiet, en Josep i el meu avi, varen convencer als de la organització perque els hi deixesin la Verge una estona i la varen portar a la meva habitació tot demanant-li que em salvés. A la tarda, quan va pesar el metge anava a firmar la meva acta de defunció quan la infermera li va dir que encara estava viu. En la nova visita mèdica, el metge va dir que inexplicablement ja no tenía rès al cor i estava perfectament bé, per aixó el meu pare no em va inscriure al registre fins el 27 i consta que vaig nèixer el 27, quan realment ho vaig fer el 26. Sòc fill, doncs, d'un miracle (segons l'avia Dolors) o de la equivocació d'un mal metge, com el de la Victoria. Uns amb aigua freda i d'altres amb la Verge.
(Gracies Alicia per aquestes histories tan boniques i tendres i dures a la vegada).
Molta gent coneixia a la Joset
Las seves il•lusions - i les seves desil•lusions.
La seva gelosia- i la seva superació.
El seu posat – i el seu saber fer.
El seu interès per tots – i els seus consells.
La seva malaltia crònica - i saber-la portar.
I era feliç ? – això ens semblava.
Amics,..no ho sabrem ; ara ja no ens ho podrà dir.
Tot el que pensem que li hauríem de dir, ja no li podem dir, perquè ...és morta.
La mort és l’únic que sabem que ens passarà. Perquè sempre es tant sobtada??.
Però malgrat aquets moments dolorosos –
AVUI, ÉS AVUI
L’HORA, ÉS AQUESTA
EL MOMENT, EL MATEIX
EL RECORD HI SERÀ SEMPRE.
Des de el blog de la Magda et vull dir : ADEU JOSET, FINS ..MAI MÉS.
Gracias a vosotros también por escucharme, y por compartir todos los sentimientos y presencias que volcais aqui.
Yo no conocía a Joset, pero percibo todo el amor que corre por vuestras palabras.Y todo ello despierta repeto y solidaridad.
Un abrazo para tod@s en estos momentos
Por motivos muy especiales que algunos de vosotros conoceis yo no le caia bien a la Joset, aunque yo la apreciaba , las circunstancias no permitieron profundizar mas, pero cuando me entere de que ya no estaba entre nosotros me puse muy triste, me hubiera gustado que supieras mis sentimientos Joset, adios.
Pep ya decia yo hace tiempo (sin saber el milagro de la virgen de Lourdes)que algo te habia pasado,lo "rarillo que tu eres" ,tenia que ser por algo, de todas maneras da gracias a la virgen porque te dejo bastante en condiciones ,je ,je,je....
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